01 Abr El árbol de las lianas
“Debes saber que incluso cuando contemplas un árbol y dices de él que es un roble o un baniano, esta palabra, en tanto que forma parte de los conocimientos de botánica, ha condicionado tu mente de modo que se interpone entre tu visión del árbol y tú. Para entrar en contacto con el árbol debemos apoyar la mano en él. La palabra no nos ayudará a palparlo”
Esta frase, del escritor y filósofo indio Jiddu Krishnamurti, refleja la importancia de aprender a observar nuestro entorno. Sentir los árboles y los demás seres vivos que nos rodean, sin que sus nombres interfieran de manera negativa. Uno de ellos es el árbol de las lianas.
Uno de esos árboles que os animamos a sentir a quienes os ponéis en ruta por Sevilla con nosotros, es el majestuoso y corpulento árbol de las lianas, repartido a lo largo de diferentes enclaves mágicos de la ciudad. Te sorprenderá tanto el increíble tamaño de su copa, la cual puede llegar a los 30 metros de altura, como el vigor de su tronco, del que nacen numerosas ramas y raíces.
Precisamente su denominación viene de la capacidad de esta especie para desarrollar no solo raíces subterráneas sino también aéreas. Son lianas, las cuales cuelgan de sus ramas formando tupidas redes e incluso columnas verticales. Los propagadores de sus semillas suelen ser aves, que consumen y excretan estas semillas en las ramas de los árboles; allí germinan y comienzan a emitir raíces áreas. De hecho, en sus lugares de origen estas lianas crecen en las ramas de ejemplares de otras especies, a los que van engullendo poco a poco y ocupando su espacio.
El árbol de las lianas ha sido identificado históricamente en Sevilla como Coussapoa dealbata. No obstante, diversos autores apuntan a un error y que realmente se trata de Ficus macrophylla, la higuera australiana; un Ficus de grandes hojas como explica su nombre en latín. Pero como ya dijera Krishnamurti, su taxonomía no es lo importante, sino poder conectar con su espíritu.
Por ello te animamos a sentarte bajo su tronco, a posar tu mano sobre él, a sentirlo.
¿Y dónde poder hacerlo? Por ejemplo en los jardines de Murillo, a la espalda del barrio de Santa Cruz. También en la Plaza de San Pedro, frente a la Iglesia del mismo nombre donde fue bautizado el genial pintor Velázquez; o junto a edificios emblemáticos como la antigua Fábrica de Tabacos.
Y como no en el pulmón de Sevilla, el espacio verde más bonito de la ciudad, el Parque de María Luisa; allí podemos encontrarlo en la glorieta de Gabriela Ortega o la de Juanita Reina, con dos majestuosos ejemplares enfrentados.
Andrés Pérez Vázquez
CEO y guía de apie | Experiencias Guiadas